Nos obsesionamos con cada pequeño detalle. O al menos yo lo hago. Cada frase, cada gesto, cada
mirada... como si cualquiera de esas señales fuera un ataque externo. Lo detesto. A veces puedo recordar esa clase de
momentos y la sensación que tuve incluso semanas más tarde, como si realmente
importara.
Así que me digo a mí misma "nadie se
va a fijar, tonta, nadie'. Pero supongo que mis monstruos interiores
han crecido demasiado.
1 comentarios:
Asi que andas por aqui, lindo ver que todavia escribes. De la manera mas rara me pasaste por la mente, de repente.
Saluditos,
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